noviembre 22, 2024

Los Hilos del Poder Cuauhtémoc Ramos Escobar HIGUERA LENTO Y CAUTO

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Mazatlán,Sinaloa 05-Abril-2012.- Tardío y remolón por retener sus declaraciones dos días después de transcurridos los hechos de la aprehensión de los comuneros de la Picachos, el alcalde Alejandro Higuera Osuna, declaró al respecto. ¿Por qué no lo hizo antes?

 Un poco tarde y perezoso también, porque fue hasta el martes pasado, cuando el presidente municipal Alejandro Higuera Osuna, decidió declarar dos días después y se puso del lado del gobernador Mario López Valdez, por su determinación de retirar y detener al grupo de comuneros marchistas, que durante tres días interrumpieron la libre circulación en la Maxipista y la Carretera Internacional, del viernes al domingo pasado.

 A pesar de ser amigo personal del protagonista y “encabezador” de las marchas repetitivas, Octavio Atilano Román, y fomentador de sus movimientos de años atrás, Higuera hoy les dijo que no y cambiando de actitud asumió el papel que le corresponde como autoridad. Les negó su solidaridad oficial.

 Por irse de paso, o quizás por una acción desesperada de tinte político frustrado de otro nivel, si los comuneros pensaron que Higuera los respaldaría, por esta vez se equivocaron: Atilano y sus seguidores fueron a parar tras las rejas como consecuencia de su acción violatoria al libre tránsito y la material interrupción de las vías de comunicación. Porque si le hubiesen consultado y hecho caso no estarían presos. ¡Júrenlo! O les falló la estrategia.

 Y si decimos que pudo ser por “una acción desesperada o por circunstancias políticas frustradas”, los que conocen la forma de pensar y la manera de actuar del alcalde Alejandro Higuera, en ningún momento pensarían que la manifestación de protesta de los comuneros desplazados por la presa Picachos, era conocida por él, mucho menos que estuviera de acuerdo para romper el pacto de gobierno con López Valdez, cuando sus relaciones políticas son extraordinarias.  

 Pero del retardo nace la duda. Atilano Román pudo no haber consultado al alcalde o, si lo hizo, en su caso se brincó las trancas y la suya pudo ser una determinación personal, lanzándose bajo su propia responsabilidad a interrumpir la libre circulación en las carreteras, iniciada el viernes y concluyó con la detención de él y de su grupo de manifestantes, los desplazados por la presa Picachos.

 Dos días después Higuera haría declaraciones.

 Conocedor de problema, como el que más, por estar informado del caso y porque durante su administración municipal anterior estuvo en el primer plano del conflicto, por ser interlocutor entre los comuneros y el gobierno de Jesús Aguilar Padilla, Higuera de nueva cuenta como alcalde a diferencia del pasado reciente, hoy ya no es de los protagonistas ni actor de primer nivel como antaño.

 Si sobre el problema de “los picachos” Mario López Valdez quisiera obtener mayor y mejor información (si no la tiene), la tendría de Higuera, mejor que de nadie más, por haber sido el mediador más importante de su tiempo, y el que moralmente respaldó a los desplazados de las comunidades por el vaso almacenador de las aguas de la presa. Sin recurrir a Gustavo Guerrero Ramos, el último comisionado del gobierno de Aguilar.

Higuera se tardó para decirlo pero finalmente lo dijo, como tenía que decirlo: que los picachos están mal y su posición en el ámbito de gobierno es la correcta.

 Veredes pues… cosas veredes.