marzo 28, 2024

Cuauhtémoc Ramos
Los hilos del poder
8 de febrero del 2022
Mazatlán, Sinaloa.

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LOS 100 DÍAS DE ROCHA MOYA EN CAMPAÑA

Después de tres meses de llegar al gobierno de Sinaloa, Rubén Rocha le imprime su manera personal de gobernar.

Se distingue su mandato por las obras de alto contenido social que contempla en sus programas.

Obras pequeñas, ciertamente, pero que al recibirlas son significativos atenuantes en la vida diaria de las familias beneficiadas.

Pensemos entonces en esas localidades donde las familias no tienen nada, carecen de todo… carecen de lo más elemental.

El Gobernador así lo dijo, cuando habló y pensó lo que tenía que hacer por todas esas familias que no cuentan ni con los servicios más elementales.

Y que viven en las áreas de marginalidad y de mayor miseria.

Comenzando por las pequeñas poblaciones, comunidades donde el bienestar no existe y sus principales problemas son de alimentación, de salud y seguridad.

Cuando se piensa en el campo y se valoran las condiciones de vida, el drama de la pobreza marginal no dista de las altas concentraciones de miseria. Algo que él como niño conoció.

Rubén Rocha comenzó por donde dijo y se comprometió.

Hoy le cumple a la gente que vive en comunidades pequeñas y dispersas, y no cuentan con los servicios indispensables.

Las principales carencias en cientos de esos pequeños poblados del estado son el agua, la luz y los caminos. La seguridad, educación y salud es otra mancha en el desarrollo de Sinaloa.

El Gobernador sabe, no lo ignora, es mucho lo que falta por hacer por esas gentes que el abandono y la miseria son la máxima presencia de sus vidas.

Hay ejemplos…

En la comunidad de Cajón Verde, allá por El Rosario, en ese poblado les hizo “un tiro” y que los vecinos saquen agua para sus servicios y consumo humano… No tenían y hoy ya tienen.

Hizo otro “tiro para sacar agua”, en un poblado de Choix, donde un exalcalde panista dijo que no iban a hallar agua.

Y en honor a la verdad remitiéndose a las pruebas de haberlo intentado, al exalcalde le dijeron que ya podía bañarse con el agua que salía del pozo.

De joven Rocha convivió con la “chavalada”, en Pericos, Mocorito. Pueblo del que era originario Arnoldo Martínez Verdugo, su líder y maestro, dirigente nacional del PSUM (Partido Socialista Unificado o México), que a Rocha postuló en dos ocasiones a la gubernatura, contra Clouthier y Labastida.

Ahí el gobernador le hizo un homenaje al líder nacional de la izquierda mexicana, en el aniversario de su natalicio, lo celebró en cuanto tomó el mando.

“Estrenándose como Gobernador” en los primeros días se fue a Guamúchil y acudió al Panteón a ver las tumbas de sus padres, el meritito 2 de noviembre “Día de los Muertos”, en la tradicional celebración del “Nuestros los Fieles Difuntos”.

Pero el Góber iba a trabajar, no de fiesta… y pa’ luego puso en marcha las obras de reconstrucción en “La calle de los Mautos”.

Arrancó después a donde lo esperaban “con tamañas ansias” los locatarios del Mercado Municipal.

¡Bienvenido Gobernador…qué gusto!”
¡Gritaban a coro todos! Cuando llegó.

“¡Ora sí fue de a de veras!”

“¡Ya está aquí!”

“¡Vino solo…!” ¡No trajo al diablo!

“Sí viene conmigo, pero no es Diablo, nomás le dicen”.

Y se oyeron las carcajadas y risas de todos cuando vieron que el “Diablo” Higuera, su secretario particular se emparejó al grupo.

Carcajadas, risas, gritos y saludos, de todo hubo en el mercadeo guamuchileño, sobre todo por las obras de remodelación del Mercado que se pusieron en marcha ese día, que el gobernador fue por los compromisos que les había firmado en su campaña.

Y en parte, como terruño de su adopción, fue meramente Guamúchil donde arrancó su campaña y, de allí pal real, no ha parado.

Veredes pues, cosas veredes.